México, el tercer corazón Parte 6 – La memoria de la Atlántida.

.:. La esfinge de México:
Después de algunos minutos de caminar Itzel regresaba nuevamente al pequeño valle rodeado de montañas donde antes había percibido aquellas sensaciones. Tenía frente a si un pequeño cerro con una forma muy peculiar.
Como llamada por una sutil voz que la guiaba se dirigió hacia una vereda ascendente que la condujo hasta una entrada. Al levantar la mirada pudo ver que en la parte superior se encontraba una reproducción en piedra de la imagen de la Virgen de Guadalupe. Atraída por las energías decidió penetrar para descansar un momento y meditar en la pequeña caverna cuyas dimensiones le recordaban las de aquella bajo la pirámide del Sol en Teotihuacan. Habían pasado apenas pocos segundos desde que había cerrado los ojos cuando volvió a escuchar la misma voz cuyo eco retumbaba en las paredes de aquella oquedad ubicada a media altura en el cerro, pero ahora la pronunciación parecía un poco diferente.
- Aa men pta -le pareció escuchar-. 
Permaneció con los ojos cerrados y con su visión interior pudo percibir una cámara y una red de túneles que se extendían por debajo del suelo hasta más allá del valle enmarcado por la cordillera formada por aquellos cerros. Por último llegó a su mente la imagen de unos hombres de dimensiones descomunales que tallaban una esfinge.
Una certeza interior la invadió.
- Eso es este cerro. Una esfinge de una antigüedad más allá de lo que es posible concebir bajo las versiones comúnmente difundidas y aceptadas de la Historia. ¿Cuantos milenios deben transcurrir para que una obra tan colosal como esta pueda ser desfigurada al punto de ser casi irreconocible? – reflexionaba Itzel para sus adentros-.
Percibió una linea de energía especialmente intensa que llegaba por uno de los túneles y decidió seguir esa ruta, pero rápidamente se percató de que la linea venía de las montañas que tenía frente a si. 
- ¿Que hay en esas montañas? – se preguntó-.
Caminaba Itzel por la ruta intentado explorar cuando se encontró en el camino con un anciano. Itzel después de saludarlo le preguntó.
- Buen día señor, disculpe. ¿Sabe usted como se llama el cerro que está por allá?
- Buen día nos dé Dios señorita -respondió el anciano-. 
La forma de hablar del hombre evocó en la memoria de Itzel al guardián de Teotihuacan. El anciano continuó diciendo.
-Todos los cerros de por la zona tienen su nombre ¿Sabe?.
Efectivamente Itzel lo sabía, por ese motivo había indagado entre los lugareños de Cholula sobre el nombre del cerro que el pintor del mural había decidido usar como cabeza de la mujer yacente y que le diera la clave. El nombre en lengua nahuatl era Tepopochtli que podría traducirse algo así como sahumerio sagrado.
- A ese le nombraban La Tonantzin, señorita -respondió el anciano-. Cuando yo era un chiquillo los ancianos como yo así la mentaban, y cuando pasaban junto a ella así mesmo la saludaban. Ahora ya los jóvenes no saben de los cerros y sus leyendas sabe, ya no les interesa.
Itzel volvió a preguntar
- Y usted sabe para allá que hay -dijo señalando con la mano hacia el macizo montañoso que tenía al frente, en dirección contraria a La Tonantzin-. ¿Se puede llegar a pie?
- ¡Mmhhh! pos verá señorita, para allá está Amatlán de Quetzalcoatl. Camino, camino no hay, solo veredas por entre los cerros. Una antigua ruta va desde Tlanepantla y existe otra vereda desde Los Laueles. Se puede llegar como en un par de horas, más o menos.
Itzel sabía que la gente de campo, aun los de edad avanzada como aquel con quien ahora conversaba, eran hombres recios y buenos caminantes así que para sus adentros pensó.
- Para una citadina como yo esas dos horas serán por lo menos el doble, seguro, y eso si no me pierdo.
Así que preguntó.
- ¿Se puede llegar de otra manera?.
- Si, allá en el centro de Tlayacapan salen colectivos que pueden llevarla para Oaxtepec y allí toma un camión para Tepoztlán. Dígale al chofer que la deje en el entronque que va para Amatlán y de allí camina o espera otro colectivo que la lleva hasta el centro, donde está la estatua de Quetzalcoatl, son como unos 4 kilómetros. Si le interesan los cerros, en toda esa zona hay retihartos, y lo mesmo que por acá en Tlayacapan, todos tienen sus nombres y sus leyendas -dijo el hombre-. Será cuestión de que vaya usted preguntando nomás.
.:. El valle sagrado de Tepoztlán:
Itzel agradeció al hombre y se dirigió a buscar un transporte y en menos de media hora ya se encontraba en Tepoztlán. Tan pronto bajó del autobús tanto la magnífica vista como la energía el lugar la sobrecogieron. En particular dos montañas así que empezó a indagar sobre ellas y subiendo en dirección opuesta a Amatlán encontró una calle llamada “El tesoro” desde donde era posible ver ambas cimas. Una energía muy peculiar corría entre ellas enlazándolas. Al preguntar le dijeron que la que se encontraba en el macizo montañoso hacia el Norte se llamaba el cerro del Tepozteco, hijo del dios del viento, de Quetzalcoatl, aunque también se le conoce como Tlacatépetl “el cerro del hombre que bajo del cielo”. A un lado, en la cima a la que podía accederse, se hallaba una pequeña pirámide y al lado una forma discoidal horizontal tallada en la piedra comúnmente conocida como “El OVNI”.
El cerro del Tepozteco parecía ser una colosal representación, como una escultura gigantesca cuyo propósito era que pudiera ser vista desde la entrada del valle. Semejaba un inmenso ser barbado cubierto por una capa en la cual era posible apreciar en la roca diversos símbolos grabados. La cabeza del personaje parecía estar cubierta por una capucha y sobre la cima había una pequeña cruz blanca indicando claramente que la montaña era considerada sagrada. Disimulados por la capa se encontraban ambos brazos extendidos como entregando un cofre con un tesoro que llevaba en sus manos.
Si bien no podía dejar de mirar la enigmática figura, detrás de ella, al Sur la solitaria punta conocida como “El Chalchiuhtepetl”, Cerro del Chalchi o simplemente el Chalchi llamaba su atención incesantemente. Su energía era como la que había percibido tanto en la pirámide del Sol de Teotihuacan como en la de Cholula.
Decididamente tenía que quedarse en aquella zona algunos días al menos, sentía en su interior que algo la llamaba pero se preguntaba si el profesor necesitaba con urgencia el informe que llevaba consigo.
Su teléfono móvil sonó y al tomarlo para responder se percató que sincronicamente era el profesor quien la llamaba.
- Justo estaba pensando en usted profesor -le dijo Itzel-.
- Recién acabo de colgar con el Dr. Grinberg quien me llamó -dijo el profesor-. Me dice que encontró lo que buscaba y mucho más y que las investigaciones podrán avanzar hasta aspectos hasta ahora no contemplados, se escuchaba muy entusiasmado. Pero te llamaba por que me dijo que te quedaste a explorar la zona de Tepoztlán. Creo que te será muy enriquecedora la experiencia.
- ¿Me necesita para algo en Teotihuacan profesor o le urge que le lleve el informe? -preguntó Itzel-.
-El profesor respondió
- No, en absoluto. En Tepozltán incluso creo que serás más útil al proyecto y en cuanto al informe no hay prisa alguna, además ya tenemos los resultados preliminares que el doctor nos envío por correo electrónico. El sobre más adelante me los das, pero si prefieres no llevarlo contigo envíalo por mensajería. Lo más importante era que el doctor y tu se conocieran.
- Por cierto el doctor Grinberg me dijo que olvidó comentarte sobre un lugar donde te recomienda hospedarte si decides quedarte por allá unos días. No es en el valle sino en la salida hacia la ciudad de México, muy bello, bastante tranquilo y rodeado de jardines. En un momento te envío los datos, pero la referencia es que está a un costado del Cerro de la Miel. Hasta pronto, mantente en contacto.
Después de despedirse Itzel decidió preguntar por el cerro y se dio cuenta de que se encontraba justo en la dirección hacia donde se dirigía, hacia el Poniente del lado opuesto de Amatlán, y no muy lejos. Caminaba en esa dirección cuando recibió el mensaje con la ubicación exacta y decidió explorar la posibilidad pues estaba a muy corta distancia del lugar. Apenas una par de cuadras después se encontró con una imagen de la Virgen de Guadalupe tallada dentro de un igualmente pétreo nicho a la entrada del poblado y a un poco más adelante estaba ya en la dirección indicada. El lugar le encantó, era tal y como se lo habían descrito y además estaba justo frente al cerro que desde su llegada a Tepoztlán la había fascinado. El Chalchi.
Lo primero que hizo al llegar a la pequeña cabaña donde fue hospedada, fue tomar una refrescante ducha y después salio al jardín a presenciar el atardecer. Se sentó en una silla a contemplar el juego de luces y sombras que el Sol en su retirada creaba sobre la falda del cerro que tenía frente a si y por la noche salió a contemplar el cielo estrellado cobijada por una manta.
Aquella escena evocaba en su mente las recientes experiencias vividas con el doctor en los jardines exteriores del observatorio. Se había quedado con las ganas de mirar el cielo por medio del telescopio pero ahora al menos sabía que no era la única que disfrutaba más mirar cielo a simple vista que por medio de pantallas de computadora. Además sabía que un telescopio permite mirar detalles muy muy concretos del cosmos pero, de forma similar a lo que sucede con un microscopio, es imposible ver detalles de una rosa y admirar la rosa al mismo tiempo.
- Aunque si el todo y las partes se corresponden, quizá dentro de la rosas existieran otras rosas -pensó-.
Un tanto fatigada decidió que era momento de ir a la cama a descansar. Agradeció al cielo, a las montañas y al universo entero el momento y entró a la cabaña.
.:. El Chalchiuhtepetl, el gran captador cósmico:
Durante la noche una vez más incontables sensaciones y visiones la acompañaron. Voces e imágenes se sucedían intentando contarle una historia para así despertar algo en su memoria.
La imagen de un lama tibetano apareció en su sueño quien le decía .
- No temas. Solo quiero que me acompañes pues quiero mostrarte algo. Mi nombre es Khadroma, ven conmigo.
El sueño era de una viveza tal que Itzel  no sabía si lo que experimentaba era real pero en el momento en que se desprendió y pudo ver debajo su cuerpo dormido, supo que se encontraba en el cuerpo astral. Instantes después desaparecía de la cabaña atravesando las paredes y penetraba en la montaña que tanto la había  fascinado desde su llegada a ese valle sagrado y con cuya imagen se había dormido.
Dentro de la montaña era llevada a una intrincada red de túneles y galerías donde se encontraban numerosos objetos extraños los cuales eran imposibles de identificar para Itzel, entre ellos podía ver sarcófagos de piedra de grandes dimensiones conteniendo cuerpos en su interior. Ella preguntó entonces.
- ¿Que es todo esto, por que la insistencia en mostrármelo? -se preguntaba-.
El monje en total silencio tan solo le señaló hacia abajo e Itzel se percató que esa red continuaba hasta las profundidades como perdiéndose en el centro de la Tierra. Igualmente se dirigía hacia el cerro de El Tepozteco y continuaba en dirección a Amatlán y por entre las montañas hasta el cerro de la Tonantzin, donde recibiera el primer llamado y en cuyos alrededores la red de túneles continuaba. En ese macizo montañoso había una entrada gigantesca conectada con más de una caverna donde se guardaban algo así como códices muy muy antiguos, como en una gran biblioteca.
Una voz interior le decía.
- Amatlán -reflexionó-. En la época prehispánica los códices eran elaborados sobre la corteza del árbol de amate, como el papiro en Egipto.  Amatl_tlan: El lugar de los amates, el lugar de los códices. Una biblioteca de antiguos libros.
Una nueva revelación inundó su mente.
- Una vez más, es una analogía. No se refiere solo a códices elaborados sobre papel amate. El nombre hace referencia a los registros de la memoria de la humanidad, algo mucho más antiguo y Amatlán está asociado con el lugar donde se custodia la memoria que permite la manifestación de las dimensiones Superiores en el planeta. El retorno de Quetzalcoatl, el reencuentro del hombre con el Espíritu Supremo, con la Luz.
Saltando literalmente en el tiempo, era transportada a otro valle ubicado en algún otro lugar donde al igual que en el valle sagrado de Tepoztlán, a los pies de una montaña tallada se encontraba una inmensa red de túneles y galerías. Como una de esas extrañas cosas que cada vez le ocurrían tuvo una revelación y simplemente supo que ahora se encontraba en el Norte de la actual África. El estado de cuerpo sutil le permitía a Itzel algo así como ver a través de tierra, muros y roca sólida. En el valle ubicado a las faldas de aquella cumbre podía ver en el subsuelo una intrincada red de túneles, galerías y cámaras conteniendo sarcófagos y cuerpos. Era el llamado “Valle de los reyes”, la necrópolis cercana al Templo de Luxor, la Tebas del antiguo Egipto.
- Este cerro tiene una punta, una punta de forma piramidal. ¡Como El Chalchi! -reflexionó Itzel-. Y en los valles, en las faldas de ambos, hay una red de túneles.
Tan pronto tuvo esa comprensión apareció un hombre ataviado con extrañas vestimentas quien se presentó como un sacerdote de la orden de Ptah.
.:. Egipto, heredero de la Atlántida:
Mentalmente el sacerdote empezó a explicarle a Itzel lo que ella veía.
- Nuestra tierra Ath-Ka-Ptah fue heredera de su antecesora, la destruida Ahâ-Men-Ptah.
Itzel comprendía que desde el estado de conciencia en el que ahora se encontraba la mente del sacerdote era una con la suya y tanto los fonemas como los símbolos de su mente le eran perfectamente comprensibles.
- ¡Claro! la segunda palabra era la Amenta griega que tanto había escuchado recientemente. Y la primera palabra era Egipto, como llegó al castellano igualmente a través de los griegos.
El personaje continuó.
- Fui supremo sacerdote de la orden del Dios Único y Verdadero. Cuando digo Único no quiero decir que no existan otras formas de concebir o denominar al Principio Creador Universal, sino que Ptah significa eso, la consciencia de que aunque el mundo pueda dar infinidad de denominaciones a ese Principio Creador Universal, entre ellas Dios, existe solo Uno pues su esencia es omnisciente, omnipresente y omnipotente. Así que todas las denominaciones de esa Unicidad son igualmente verdaderas por compartir la identidad de ese UNO más allá de las representaciones. Y las más elevadas culturas, para salvar esa frecuente confusión, evitaron desde la antigüedad toda representación y denominación, asemejando entonces a la divinidad Única con las propiedades supremas del vacío que todo lo llena.
El rostro del sacerdote tomó una ligera expresión de tristeza y continuó diciendo.
- Cuando ese principio de unicidad se olvida se cae primero en la dualidad y más tarde en confrontaciones politeistas por el poder. Justamente así se destruyó Ahâ-Men-Ptah y así, con el paso del tiempo, se degeneró Ath-Ka-Ptah y se volvió politeista. El concepto de Unicidad de Dios representa la unidad social y del hombre mismo. Una sociedad dividida al igual que un hombre dividido en dos o más partes está en conflicto consigo mismo. No es solo un concepto abstracto, estamos hablando de salud social y hasta humana, por ello después del aprendizaje de Ahâ-Men-Ptah los hombres más elevados, en Unidad, fueron llamados a los puntos de la Tierra donde esa Unidad que permite recuperar el equilibrio psicológico fuera sede del nacimiento de una nueva humanidad. Solo en esos nodos energéticos terrestres es posible el desarrollo de elevadas culturas. Uno de los puntos seleccionado fue Ath-Ka-Ptah.
El proceso de transmigración que enlazaba a Itzel con Khadroma le permitía tener una comunicación interna instantánea, como si tuviera dos mentes que trabajaran enlazadas y así sabía.
- Otro de los puntos fue Tíbet -escuchaba en su interior-.
Tan pronto supo eso llegó a su mente la palabra que había escuchado dentro de la pirámide del Sol en Teotihuacan. Ahora sabía que era realmente PTAH o FTA y cual era su verdadero significado.
- ¿Por que en esa pirámide y por que México?  -se preguntaba-.
En ese momento el sacerdote egipcio le dijo mentalmente. La red de túneles del valle Ta-Sekhet-Ma’at es muchísimo más antigua que nuestra Ath-Ka-Ptah. Una vez reconstruida la antigua maquinaria piramidal, fue posible reiniciar las iniciaciones y así contar con un elevado gobierno espiritual. Eso era para nosotros el faraón: Un ptah_raon o fta_raon. Un enlace con Ptah, con la divinidad pues había muerto y regresado con la consciencia y el conocimiento verdaderos.
El ser que antes ocupaba sola la consciencia de Itzel y que ahora junto con la de Khadroma se expandía hacia una consciencia más elevada fue trasladado al interior de la gran pirámide en Gizah y entonces se vio recostado en un sarcófago de piedra en el interior de una cámara. Como en una visión en medio de un torbellino recibía ahora la revelación de contemplarse a si mismo en otro tiempo, con sexo masculino y piel obscura. El akasha, los registros del tiempo, como en un holograma le permitían auto observarse y saberse en ese tiempo, habiendo sido heredero tanto de los secretos Amenta como de la responsabilidad de ser guía para el pueblo. Él, era dejado a solas en la cámara para que, a modo de iniciación, tuviera su propia experiencia de muerte renacimiento y así fuera capaz de comprender de manera vivencial el concepto de Unicidad de la Divinidad y entonces con esas nuevas energías dentro de si, como representante de esa consciencia Superior, fuera capaz de dar guía al pueblo. Antiguamente, antes de la construcción y reconstrucciones posteriores de la Gran pirámide, las iniciaciones eran realizadas en la caverna natural existente en el subsuelo.
Una nueva imagen llegó a su mente y la imagen de tres cavernas se sobrepusieron: La que se encuentra debajo del Potala en Lhasa, la que se encuentra debajo de la pirámide del Sol en Teotihuacan y una existente debajo de la Gran Pirámide en esa meseta de Gizah.
- Tanto esas cavernas como los túneles son más antiguas que las propias edificaciones -supo internamente-. Esas cavernas son puntos naturales de enlace entre el planeta y el cosmos. De hecho las edificaciones fueron construidas justó allí para potenciar y favorecer esas energías y uno de sus tantos propósitos es concentrarlas en los cuerpos de los iniciados.
- A su muerte definitiva en el plano terrenal, esos cuerpos que en vida fueron impregnados de energías superiores también eran capaces de continuar dando guía a la humanidad, por eso eran sepultados en formas piramidales artificiales o en el interior de montañas o sus laderas, las cuales de manera análoga a las antenas radiantes emitían elevadas vibraciones sirviendo de enlace con los espíritus superiores que anteriormente había ocupado esos cuerpos. Una nueva revelación invadió el ser tripartita Khadroma-Itzel-sumo sacerdote de Ptah que en ese instante atestiguaba todo aquello.
A su mente llegaron escenas del Tíbet: Los restos de los anteriores Dalai Lama en el Potala, los cuerpos de los gigantes de la caverna y las estupas budistas contenedores, en forma de punta sagrada, de las reliquias de los budhas y grandes lamas. Posteriormente su mente se trasladó a las majestuosas catedrales y veía en sus catacumbas y santuarios los restos incorruptos de incontables santos cristianos. Lo mismo ocurría en las exquisitas mezquitas custodias de las tumbas de los profetas, cuyas cúpulas, de manera semejante a sus alminares, servían a modo de campanas vivas capaces de inundar esta dimensión con cantos sagrados elevados al Dios Único a quien los musulmanes invocan como Alá.
.:. El hogar de Dios, el corazón de Ptah:
Las sílabas ME XHIC CO vibraron dentro de ella como una mantram y los féretros de diversas zonas energéticas de México aparecieron ante ella como en una secuencia. Secretas cámaras en Tepoztlán conteniendo pétreos féretros gigantescos con restos en su interior, otras en Teotihuacan, Cholula, junto con restos de dimensiones menores como los contenidos en la tumba de Pacal Votan en Palenque en la zona Maya, etc.. Ese espíritu vibrante se actualizaba mostrando la catedral metropolitana con el sarcófago que contenía los restos del primer arzobispo Fray Juan de Zumáraga designado para difundir la señal de Tonantzin Guadalupe enviada a través de Juan Diego Cuauhtlatoatzin y en esa custodia del espíritu de la nación figuraban igualmente los restos de los próceres de la guerra de Independencia de 1810 custodiados en una columna coronada por una celestial victoria alada. Ahora era más claro por que algunas edificaciones piramidales contenían restos en su interior pero no necesariamente todas. Dependía del nivel de consciencia determinado por la etapa histórica en que se encontraba la sociedad en el momento, para la cual el uso de la tecnología de la maquinaria sagrada era una realidad presente o tan solo parte del pasado. Si bien esta consciencia colectiva de los sagrado era cíclica, según recordó las palabras del profesor, por medio de los guardianes se mantiene viva de manera individual o en pequeños grupos, sin extinguirse jamás.
Como en un último flashazo llegó a su mente el personaje del tocado del mural y supo que era Cuauhtemoc, el guerrero águila, el gobernante superior, el iniciado. Huēyi Tlahtoāni a quien correspondió la defensa de la gran Tenochtitlan. ¡Por supuesto!, aquel mural como todo códice tiene diversos niveles de interpretación según el nivel de consciencia del observador, desde el más literal hasta el más abstracto o sagrado. Aquella figura, la nebulosa, también representaba a Cuauhtemoc en el paso de los volcanes en el centro de la gran cruz de México.
- ¿Por que me es permitido saber esto, que clave contiene esa representación, que papel juega en todo esto? -reflexionaba interiormente-.
- Todo es UNO y lo mismo -comprendía- y solo cuando esa verdad puede ser vislumbrada al menos, los pueblos pueden alcanzar el máximo esplendor en su realidad, pues tanto las mujeres como los hombres tienen como sentido de vida único el destinar sus existencia al servicio, cuyo propósito último es mantener el equilibrio cósmico. Condición indispensable para que una sociedad alcance las más grandes realizaciones y que ocurre de manera natural cuando los individuos de esa sociedad dejan de vivir solo para satisfacer sus deseos egoístas.
La voz del sumo sacerdote dentro de ella decía.
- Cuando olvidamos eso caímos en dualidad y perdimos el contacto con Ptah. Así lo hicieron en Ahâ-Men-Ptah en la etapa final, recibimos un gran legado del pasado milenario, de Mu, de Lemuria y cuando se empezó a extender la dualidad los gobernantes dejaron de ser ejemplo para el pueblo. Lo mismo pasó en Ath-Ka-Ptah.
- Al principio el supremo gobernante era un ser de naturaleza noble señalado por el propio Ptah por medio de diversas pruebas. Con el paso del tiempo la consciencia colectiva se fue degenerando  y entonces ya sin designio Superior el hijo del faraón reinante pasó a ser impuesto como legítimo heredero aun sin tener en su alma los indispensables méritos de nobleza. Con ese ejemplo el pueblo igualmente se fue degenerando.
- Entre tantas profundas verdades custodiadas en la simbólica representación de la pirámide, está la relativa a la representación sagrada del piramidón que corona la edificación. Si la cima que representa a los gobernantes, se extravía de su contacto con el Ser Supremo, el resto de la pirámide que representa al pueblo deja de servir a propósitos superiores y entonces se convierte en simples ruinas. Así la elevada civilización que reconstruyó en el pasado la maquinaria sagrada tanto en piedra como en su propia sociedad vuelve a ser apenas la sombra de un pasado glorioso y así el ciclo vuelve a comenzar.
Una nueva revelación se le presentó. El brillante contorno de un ser superior se introducía en el iniciado, eso era el Ka, un cuerpo de luz emanado del espíritu de Ptah que durante la iniciación se introducía en el cuerpo del futuro gobernante. Eso era Ka-Ptah y Egipto era una oportunidad de comenzar todo una vez más después del desvió de las leyes Supremas producido en Amenta, la Atlántida, el lugar donde el primer corazón de Ptah había sido depositado. Ahâ-Men-Ptah era el primer corazón y Ath-Ka-Ptah el segundo.
Ahora la consciencia de Khadroma dentro de ella tomaba la palabra.
.:. Lo sagrado cósmico femenino:
Solo un pueblo con la suficiente fe en lo Supremo o Sagrado era capaz de recuperar el sentido espiritual más elevado y profundo de la maquinaria piramidal y solo ese podría ser designado como tercer corazón y representar así una gran esperanza planetaria ante la cada vez más extendida perspectiva materialista que predominaba. Por eso México es tan codiciado, es como una pieza maestra que si es anexada al imperio del Norte, el planeta entero puede ser dominado materialmente. Lo mismo pasó con el inofensivo Tíbet invadido por la China comunista ahora al servicio del capital y se avanza con India intentado adormecer su milenario espíritu.
- Por eso fui enviado a México pues es el lugar señalado para liderar en este nuevo ciclo una batalla entre el espíritu y la materia, eso es el símbolo de México, una águila, representación de lo elevado o Supremo transmutando de forma victoriosa la burda, egoísta y material perspectiva predominante en este momento en el planeta representada por la serpiente y que ponía en riesgo al espíritu de la Tierra y sus criaturas.
En ese momento una luminosa imagen apareció en el cielo. Todos los íconos marianos y las diversas representaciones de lo sagrado cósmico femenino de las diversas culturas del planeta aparecían envueltas por el manto de Tonatzin-Guadalupe. Simultáneamente una reverberante voz recitaba el pasaje del Apocalipsis de San Juan.
“Una gran señal apareció en el cielo: una Mujer, vestida del sol, con la luna bajo sus pies, y una corona de doce estrellas sobre su cabeza; está encinta, y grita con los dolores del parto y con el tormento de dar a luz”. 
La voz dijo por último
- Es necesario emplumar la serpiente. Sigue la luz y busca las claves custodiadas entre la esfinge Tonantzin y Amatlán de Quetzalcoatl.
.:. El lugar de los códices del despertar:
La mañana siguiente al despertar Itzel se sentía ambivalente como si hubiera dormido profundamente durante toda una eternidad y por otra como si durante esa misma eternidad hubiera trabajado muchísimo. Aunque lo intentaba el cuerpo respondía lentamente y era como si no ajustara del todo a ella pues era compartido por alguien más.
Ese mismo estado de agotamiento mantenía su mente cerca de las vivencias de la noche anterior y ello le permitió recapitular fácilmente la experiencia. Decididamente esa mañana no tenía energías para dirigirse a la cita sugerida.
- Pasaré el día en Tepoztlán, conoceré un poco más el poblado y comeré algo -pensó Itzel-.
Se dirigió al centro a visitar la iglesia principal, la parroquia de la Natividad que data del siglo XVI y que junto con el ex convento fue edificada por Dominicos. A la entrada, junto al mercado, se detuvo a admirar los motivos que decoraban el retablo que se encontraba en el atrio de la parroquia y que es elaborado anualmente por los artesanos locales utilizando coloridas semillas. En ella se narraba la historia de México, del mestizaje, del encuentro de dos culturas. España, representante de una Europa heredera del legado del medio Oriente y de la cultura árabe producto de las cruzadas y México, representante de milenarias culturas del pasado. Un re encuentro que representaba una integración tan profunda y diversa de grupos humanos y costumbres que solo era posible lograrse con ayuda del Superior. A modo de piedra angular de un arco de medio punto, ese factor espiritual coronaba el retablo, unificando la dualidad que formaba una puerta que permitía el acceso al sagrado recinto, como en la catedral o la propia parroquia con su  torre femenina y masculina.
- En verdad todo es UNO y lo mismo -reflexionaba-.
Itzel por la mañana había investigado un poco sobre Daniel Ruzo y sus estudios, así que se dirigió a la avenida principal del poblado en busca de un edificio que antes había sido utilizado como escuela donde existía un mural con la representación tanto de la leyenda del Tepozteco, el hijo de Quetzalcoatl como de la toponimia local. Allí pudo ver junto al: Cuauhnectepetl o cerro de la Miel, el Chalchiuhtepetl o cerro Precioso y al Tlacatepetl,  cerro del Gigante que representa al Tepozteco, las representaciones y los nombres de más de cerca de 30 cerros que rodeaban el valle.
Lo último que le quedaba por hacer era subir las cumbres desde donde se dominaba la perspectiva global. Después de un ascenso largo y extenuante disfrutó de una maravillosa vista desde la cima del Tepozteco sin embargo, como el lugar es muy visitado por personas en su mayoría con actitud de meros turistas, es casi imposible estar en total soledad y silencio pero sobre todo el regalo para ella fue darse cuenta de que el cerro en cuya cima se encontraba efectivamente señalaba claramente la existencia de un gran tesoro y que se encontraba justamente en el cerro de enfrente, en El Chalchi. Descendió y camino por la calle del Tesoro que seguía superficialmente una ruta energética natural y que enlazaba ambas cimas y se percató que este segundo cerro se encontraba poblado hasta alrededor de la mitad de su altura a diferencia del Tlacatepetl muy empinado desde su base y por lo mismo totalmente despoblado. Y aunque el ascenso a este segundo cerro era mucho más suave la vista era igualmente espectacular y además como este casi no es visitado, es posible estar en total recogimiento e introspección.

Al final de la zona poblada encontró una vereda que la condujo hasta una solitaria meseta colindante con una empinada pared que marcaba un abrupto final y decidió sentarse a descansar un poco, disfrutar el imponente paisaje y meditar para conectarse con la sagrada montaña cuyas energías se habían dejado sentir ya desde la misma ruta, intensificándose durante el ascenso por la falda.
Apenas algunos minutos después de que Itzel se sentara a meditar algo increíble ocurrió. El pesado crujir de la roca frotándose contra si misma empezó a escucharse. Ella volteó la mirada en la dirección de donde provenía el ruido y pudo ver una gran oquedad que se abría lentamente por el desplazamiento de una inmensa losa de piedra. Curiosa, se levantó y al acercarse pudo percatarse de que estaba frente a la entrada de un túnel el cual penetró después de mentalmente pedir permiso para ingresar y no antes de sentir la respuesta afirmativa.
Algunos pasos tras de sí la losa de piedra se cerraba haciendo el mismo crujido que ahora retumbaba intensamente en el interior del túnel y sin la entrada de la luz solar Itzel podía percibir una sutil luminosidad proveniente de las propias paredes de roca. Algunos metros más adelante se encontraba con una caverna conectada por una galería de túneles. Allí, frente a ella apareció un ser luminoso de vaporosas vestimentas quien mentalmente se presentó.
- Se bienvenida a nuestra morada de los mundos internos.
.:. Los mundos internos:
Itzel se preguntaba quien era ese extraño ser y como dando respuesta a su interrogante dijo.
- Somos parte del gobierno espiritual de la humanidad y del planeta. Somos guardianes de la Tierra y se nos ha conocido a lo largo de la historia con diferentes nombres, entre ellos el de la Hermandad Blanca que en estas tierras se vincula con Quetzalcoatl y te hemos venido guiando pues tienes una misión. Por ello te serán mostradas algunas cosas, para que regreses al mundo y lleves el mensaje, nuestro mensaje, que es la memoria de la Tierra.
Mientras Itzel escuchaba aquellas palabras las presencias de Khadroma y el sumo sacerdote de Ptah se manifestaron sutilmente. El personaje continuó diciendo.
- Para ello te serán mostrados tres lugares, este será el primero. Sígueme por favor
Itzel no terminaba de comprender del todo si aquel ser era de esta dimensión realmente o de otra, pero ya ni ella misma sabía ni quien era ni en que dimensión se encontraba realmente.
Caminaron un buen trecho por entre las galerías y poco a poco se fue haciendo evidente que una intensa luz iba apareciendo, como aquella que anuncia el final de un largo túnel que sale a la superficie. Cual sería la sorpresa de Itzel cuando al salir encontraba frente a ella una realidad completamente diferente.
Al ver la expresión de asombro el personaje le dijo.
-Esta es una de nuestras ciudades internas, y todas ellas están interconectadas tanto entre si mismas como con el exterior, no solo con la superficie. Hay entradas interdimensionales tanto externas, como aquella por la que penetraste, como hiperdimensionales que conectan con el cosmos mismo. Esas entradas están asociadas con las montañas de esta zona, es una cuestión de geometría sagrada y por ello esta zona central de México tiene importantes montañas con cráteres que actúan a modo de portales. Algo similar ocurre con las pirámides y está asociado fundamentalmente con la energía de forma como ya lo sabes.
Mientras caminaban Itzel podía ver una exhuberante vegetación, pero no como la del paisaje exterior que apenas unos minutos atrás había dejado atrás.
- ¿Pero como es que todo esto existe, como se ilumina, apenas hemos recorrido un corto trecho a que profundidad estamos? -Se preguntaba la mente de Itzel y su propia sabiduría interna conetctada con el ser que la guiaba le respondía.
- El tiempo y el espacio no son los mismos aquí dentro, pues el nivel de consciencia que se requiere para tener el permiso para estar aquí no puede ser el de un ser superficial, por eso es que estos lugares han servido como refugios para salvaguardar la integridad de hombres superiores quienes tienen la misión de preservar la humanidad.
- ¿Hombres superiores, preservar la humanidad? -reflexionaba para si misma.
El ser de la Hermandad Blánca levantó la palma de su mano derecha dirigiéndola hacia el rostro de Itzel sin tocarla. En ese momento le llegaron imágenes una vez más. Itzel podía reconocer los tiempos de la Roma imperial cuya desmedida ambición tenía sojuzgados bajo su dominio a incontables pueblos alrededor del mediterráneo y de oriente medio. Imágenes de la vida cotidiana de uno de esos pequeños poblados mostraban primero un hombre humilde pero de resplandeciente energía seguido por otros pocos hombres. Itzel sabía que era Joshua, Jesús el cristo. En escenas de años posteriores podía ver grandes grupos humanos escondidos en cavernas y supo que se trataba de las catacumbas donde los cristianos se ocultaron para crear comunidades donde esconderse y estudiar las enseñanzas del maestro.
- Al igual que ahora -dijo el ser-, al igual que en otros remotos tiempos, la locura del mundo había llegado a peligrosos extremos de deshumanización, de ambición desmedida e insensibilidad. Y muchos de nuestros enviados fueron enviados para llevar la palabra. No solo Cristo, el representante de una de las principales religiones de Occidente, sino Elias, Moises, Buda, Lao Tse, Zoroastro, Quetzalcoatl y tantos otros han sido enviados para ayudar a la humanidad a recordar y elevarse más allá de la consciencia material cuya única razón de vida es poseer, acumular y con la misma consciencia muerta acompañar a sus cuerpos materiales en un interminable sueño de muertes y renacimientos que hacen imposible la trascendencia hacia dimensiones superiores.
- Como esas catacumbas, de alguna manera, son estas galerías y al menos permiten que las semillas de la humanidad se protejan para continuar multiplicándose en los surcos creados por el arado de la vida hasta que es posible, pasada la catástrofe producto de la pérdida de consciencia salir de nuevo a la superficie. Sin embargo esos seres como Cristo, Buda, Quetzalcoatl, etc., incluso ya no pertenecen a la dimensión del mundo pues han alcanzado un nivel de consciencia que sabe que el mundo es solo una ilusión y su forma de afirmarlo es no permaneciendo atrapados dentro de cuerpos que pueden actuar en este plano en busca de experiencias y poderes ambicionados por mentes que persiguen sueños. Las mentes de los grandes maestros iniciados, saben que la vida existe más allá del efímero cuerpo mortal, y esa es vida verdadera.
La palabra catástrofe resonó en la mente  de Itzel y en ese momento llegó la imagen de la Piedra del Sol.
- El planeta -dijo el ser- ha pasado por muchas etapas, e incontables formas de vida e inteligencias lo han habitado y más de una civilización ha alcanzado a comprender y a utilizar las fuerzas del Universo incluso mucho más allá de la suya que se cree tan avanzada, pero al igual que ahora ustedes no siempre con las mejores intenciones. El ejemplo de todas ellas ha enseñado que una ciencia sin consciencia es la ruina del hombre.
- El Sol, que es una consciencia cósmica viva, como la Tierra, ha podido ver como una de sus hijas ha evolucionado con el paso del tiempo. Todo ello y más está representado en la Piedra del Sol que resguarda un vasto conocimiento, entre otros, el de la desaparición de una humanidad en medio de las aguas, catástrofe la cual tantas tradiciones hacen referencia. Eso representa el diluvio, la memoria de los que desviaron el camino ofendiendo con su ambición al orden Superior que con su amor infinito da sustento a todo cuanto es creado. Y sin embargo, aun ese proceso es perfecto, es transformación y permite una profunda enseñanza a todos los que lo experimentan, pero al tomar consciencia de las repercusiones de sus actos, los actores de antaño deben regresar a ayudar a otros a tomar consciencia y evitar que lo mismo se repita.
Itzel y su guía caminaban ahora por veredas que cruzaban paradisíacos campos donde una exótica y exuberante flora se podía apreciar.
- ¿Como era posible aquello? -se preguntaba Itzel-. ¿De donde provenía toda esa luz?
Un poco delante llegaron a un camino donde tomaron un vehículo de forma entre cilíndrica y ovoide y apariencia metálica. Al penetrar en él la puerta de acceso se cerró de forma automática, segundos después el vehículo empezaba a desplazarse sin hacer ruido alguno siendo dirigido tan solo por la intención de la mente. El vehículo se desplazaba tanto a escasos centímetros del suelo como por los aires. A través de las ventanillas pudo ver que además de ese aparato capaz de transportar algunas pocas personas, existían otros similares pero de dimensiones mucho mayores. Itzel preguntó curiosa.
- ¿De quien es este vehículo?
La respuesta que recibió fue
- Como las ideas, pertenecen a todos lo que quieran servirse de ellas, por eso es tan importante ser responsable con el pensamiento. Así este vehículo pertenece a la comunidad, es de los habitantes y para los habitantes de las ciudades y puede ser utilizado por todo aquel que lo necesite. En cuanto es desocupado queda liberado para el servicio de alguna otra persona que lo pudiera necesitar. Ningún vehículo es personal, pero todos son responsables de él como si fuera de su propiedad y temporalmente así pueden disponer de ellos, con las mismas libertades pero con las mismas responsabilidades. Ese en general es el criterio de todas nuestras posesiones, la temporalidad responsable, y así nada falta para nadie.
Itzel pudo observar por la ventanilla una ciudad donde era posible apreciar diferentes secciones. En algunas existían edificaciones piramidales que brillaban como los cristales cuando reflejan la luz solar, pero la mayoría de las zonas eran como casas orgánicas, como montículos naturales rodeados de vegetación que solo por su aspecto simétrico, aunque un tanto irregular, podía adivinarse que no eran totalmente naturales. Cada una de ellas estaba rodeada de jardines y era parte de bloques de casas que se repetían aunque no de forma rígida sino emulando la regularidad de la naturaleza.
Retomando la pregunta anterior el guía dijo a Itzel
- Nuestras ciudades y jardines se alimentan de la energía del Sol interno. Toda nuestra tecnología esta sustentada en complejos sistemas de cristales y espejos colocados en los edificios centrales que sirven como generadores, como el milenario Incalithon, una tecnología que fue utilizada en la superficie en un remoto pasado, ese que comúnmente conocen ustedes como La Atlántida. Este es el primer lugar que queríamos mostrarte, el segundo se encuentra bajo la esfinge donde recibiste el llamado. Allí, al igual que debajo de otras esfinges de la tierra y de otros planetas existen lo que las mentes de tus tiempos podrían comprender como bibliotecas akáshikas donde digamos hologramas de memoria atlante, e incluso de civilizaciones más antiguas  están guardadas igualmente por medio de cristales. Algo parecido digamos a los cristales y semiconductores de sus actuales computadores y que otras civilizaciones les han entregado tanto de manera física como mentalmente para ayudarles a mejorar su tecnología, pero mucho más avanzado.
Itzel reflexionaba al respecto de la entrega de información entre civilizaciones de otros mundos y dimensiones por medio de la mente y el espíritu. Ella misma lo había experimentado en las pirámides y le había impactado profundamente la idea de que una civilización pudiera influenciar mentalmente un planeta de manera positiva promoviendo la hermandad, la abundancia y el amor o influenciando las mentes de los pobladores para crear destrucción entre los seres de la misma especie o hacia otras, por medio de la manipulación sin escrúpulos y el fomento de la ambiciosa competitividad sin ser sensibles ni a la naturaleza ni al cosmos..
- Justamente esa es la historia que será necesario contarte -dijo el guía- esa es la memoria dentro de ti custodiada por el sumo sacerdote de Ptah. Tu misma en otros tiempos, y que te hace responsable ahora, en este presente, para con otros. Esa responsabilidad igualmente te otorga el permiso de acceder a esa memoria y recordar. Hacia allá nos dirigimos, hacia las estancias de Ahâ-Men-Ptah.
Itzel fue conducida por el guía a una cámara que tenía en el centro algo así como una especie de extraño sillón, como un trono o silla real. A su alrededor se hallaban cristales de diversas formas y tamaños, aunque en general muy grandes y que le recordaban al grueso espejo de un metro de diámetro que viera en el telescopio de Tonantzintla. El guía le indicó que se sentara y simplemente se relajara. El se retiraría y volvería después, situación que evocó en la mente de Itzel su iniciación en la cámara bajo la pirámide en Teotihuacan.
.:. La divina luz y el espíritu Supremo:
Apenas poco tiempo después de que se hbubo quedado sola, la conciencia del sumo sacerdote de Ptah se hizo presente en ella y empezó a ver. No solo era una visión interna como las que ya conocía, sino que los cristales funcionaban como proyectores que con intensas y multicolores luminiscencias proyectaban una película pero que a veces tenía una perspectiva neutra, como la de un narrador de una historia y en otros casos las imágenes eran como si fueran parte de ella misma siendo la observadora. Una experiencia que hasta ese momento no recordaba haber vivido antes.
La consciencia de Itzel fue trasladada a otro tiempo. Se veía a si misma ahora como el supremo sacerdote de Ptah. Se encontraba en el exterior, entre jardines y fuentes de una palaciega construcción, mirando al firmamento. Un hombre que al igual que él usaba extrañas vestimentas se aproximó y le dijo.
- El supremo consejo lo espera.
El sumo sacerdote se dirigió al interior de una gran sala en forma de anfiteatro donde varias decenas de ancianos lo aguardaban y procedió a tomar su lugar al frente del consejo pero sin tomar asiento.
Los asistentes aguardaban expectantes las palabras del sumo sacerdote quien inició diciendo.
- Hace muchos milenios nuestra civilización recibió un gran regalo, una segunda oportunidad. Los sacerdotes de Lemuria sabían que se acercaba el final de su civilización y nos entregaron su más elevado conocimiento para que lo resguardáramos. Ese conocimiento representaba  el alma o corazón del principio creador Universal, de Dios, y debía ser custodiado para el beneficio de todos los seres del planeta y del cosmos. Así nos fue entregada la divina luz Maxim y los secretos de los cristales y así fue fundada Ahâ-Men-Ptah, nacida sobre la base de elevadas civilizaciones del pasado. Sin embargo con el paso del tiempo rompimos nuestro compromiso y nuestros dirigentes y sabios olvidaron la principal conexión, el Espíritu Supremo para dedicar sus esfuerzos intelectuales a actividades que solo los beneficiaran o los engrandecieran a ellos, dejando de velar por el bien común.
- Poderosas tecnologías materiales surgieron con el tiempo pero sirvieron principalmente para el control, el sometimiento de otros pueblos y para llevar la destrucción y así fallamos en nuestro compromiso de ser una civilización regida por el principio Supremo que busca la equidad, la justicia y el bien para todos como era nuestra misión. Ahora esta misma tecnología que hemos usado contra otros se vuelve contra nosotros, pues todos somos Uno. Pero ya es demasiado tarde, nuestra civilización tiene los días contados, como fue pronosticado hace mucho por nuestros más grandes sabios y profetas cuyas voces fueron desoídas por nuestra soberbia.
- Alguna vez, en los inicios, en íntimo contacto con la naturaleza y el cosmos, nuestros ancestros fueron capaces de proezas increíbles, las proezas del espíritu, y nuestra tierra fue un verdadero paraíso. En esos tiempos la divina luz que nos fue entregada era capaz de los milagros más increíbles, sin embargo cuando nuestra conexión Superior empezó a menguar los secretos de la luz y los cristales apenas fueron capaces de alimentar la red energética de nuestras ciudades. Solo algunos pocos pueblos, entre ellos Necropan, han sido capaces de sostener su vínculo con el espíritu y, sin embargo, cultivando los secretos que trascienden a la muerte han sido capaces de nulificar a nuestros sabios y su tecnología material pero sin atacarnos jamás. En esos planos donde sus sabios han aprendido a penetrar existen fuerzas más poderosas que las que maneja nuestra civilización como ellos nos lo han demostrado. Fuerzas que se rigen por el poder de la intención, y las más poderosas no pueden ser encauzadas para fines mezquinos sino solo por la fuerza del corazón. Esa es la promesa y el regalo supremo de Ptah.
- Ahora que enfrentamos nuestra inminente destrucción debemos entregar nuestro más elevado conocimiento a los pueblos señalados como descendientes por el propio Ptah donde la semilla humana se resguardará. Ellos serán los receptores del segundo corazón o alma del principio Supremo, y serán Ath-Ka-Ptah. Sus gobernantes una vez más deberán ser iniciados, como lo fueron los nuestros en los orígenes y tendrán la responsabilidad de custodiar y entregar este conocimiento para el futuro. Nuevamente el hombre tendrá la posibilidad de privilegiar el Espíritu por sobre la materia y entonces cumplir en si mismo el propósito último de su evolución, la trascendencia más allá del plano material y sus ilusorias e igualmente limitantes leyes ajenas del todo a las que rigen los mundos de los planos celestiales. Pero en tanto ello sucede esos receptores de nuestro más elevado legado serán los faros de la Tierra cuya misión será dar guía a las futuras humanidades.
- Los tiempos de nuestro final y de la entrega están marcados por la constelación del León, así que siguiendo las sugerencias del astrólogo mayor pongo a su consideración elaborar una serie de monumentales esfinges y códices en cuyos cimientos se colocarán archivos conteniendo nuestra memoria para que en el futuro, como cápsulas del tiempo, sean hallados y puedan contar nuestra historia a la futura humanidad y quizá les sirvan de advertencia que le ayude a evitar el mismo destino que ahora nosotros enfrentamos. Esa misma constelación que se alza en el horizonte y marca nuestro inminente final, será guardada en la mitología como compañera de Ptah, como su dual, y así, Sekhmet, una leona acompañara a Ptah a lo largo de los tiempos. Ella será el símbolo del destino de una humanidad que no logró trascender y de las vicisitudes que tarde o temprano enfrentará por medio de la prueba de alguno de los cuatro elementos, pero igualmente esa mitología guardará el secreto de la boda mística que permite la unificación de los opuestos y que permite al iniciado recibir el Ka o cuerpo de luz que le permitirá encarnar en si, el espíritu de Ptah. Esos gobernantes iniciados serán ejemplo de verdad y justicia, portadores el ma’at, y bajo su guía los pueblos alcanzarán una vez más portentosas realizaciones y a su muerte sus cuerpos serán enterrados en valles al pie de montañas piramidales donde sus vibraciones continuarán dando guía al mundo. Los cuerpos de esos Ptah_raones que trascendieron la dualidad material que conlleva duda y la injusticia reposarán en los valles sagrados.
-Ta Sekhet Ma’at, el nombre del valle donde reposan los faraones -resonó en la mente de Itzel- y entonces comprendió: Ptah, Sekhmet, Ma’at.
La visión del sumo sacerdote frente al supremo consejo continuo diciendo.
- Al inicio de la era de Acuario, dentro de trece mil años se darán nuevamente las condiciones para una nuevo renacimiento y será necesario que todo esto salga a la luz. Serán ellos quienes enfrenten su destino de manera luminosa u obscura según sus propio actos, pero por ahora nuestra misión es preparar las escuelas de misterios para el renacimiento del segundo corazón de Ptah, nuestra herencia. En los futuros milenios aquellos que deban comprender y actuar  para entregar a la humanidad el tercer corazón serán guiados para hacer su trabajo, como ahora nosotros debemos hacer el nuestro y así poder salvar a las semillas seleccionadas, autoconvocadas para recibir en si el principio Supremo y servir de ejemplo y guía como servidores de Ptah para los demás. Ellos tendrán el poder Supremo que permite la antigravedad por medio del Eter, un poder que solo es posible para aquellos en comunión con el Dios Único y con él guiarán, una vez más, la reconstrucción de las maquinarias megalíticas del planeta, la máquinas sagradas.
En ese momento Itzel recordó las palabras del guía.
- ¡Claro!. Estoy en las estancias de Ahâ-Men-Ptah, bajo la esfinge de México, en una de las cámaras planetarias que guardan  la memoria atlante. Una vez más llegó la palabra ME XHIC CO a su consciencia y tuvo una nueva revelación.
.:. Quetzalcoatl y la misión de ME XHIC CO:
- Eso mismo era Quetzalcoatl, un ser que transmuta su burda materialidad y al ser envuelto por el cuerpo de luz del Epíritu Supremo es emplumado, y entonces igualmente se cumplía en él la promesa de Teotihuacan. El hombre se convertía en Dios, se hacía UNO con Dios. Las vendas del los faraones y la momificación eran actos externos para substituir un proceso natural que se había perdido antaño. Los cuerpos incorruptos de los santos no requieren tratamiento alguno -pensó- y en vida los seres en contacto con el UNO brillan de forma natural, y al ser percibido su cuerpo de luz son representados con aureolas. Más tarde ya sin esa energía Divina en ellos, sin nobleza verdadera los faraones, reyes y sacerdotes recurrieron a teatrales vestimentas simbólicas y colocaron tocados y coronas sobre sus cabezas.
Las imágenes internas de Itzel le mostraban como con el paso del tiempo los sacerdotes y altos iniciados de Ath-Ka-Ptah, al igual que antes los de Ahâ-Men-Pta, se fueron degenerando y de manera egoísta, en vez de entregar el elevado conocimiento, lo fueron guardando para sí y este empezó a ser desvirtuado según sus intereses existiendo cíclicos intentos por recuperar la Unidad de parte de faraones como Keops o Akhenaton. En parte por ello las pirámides de Teotihuacan, a diferencia de las de Egipto, permitían el ascenso externo y no solo a sus secretas cámaras. Una gran revelación iluminó su mente.
- Teotihuacan además es un templo abierto y por eso, entre otros usos energéticos y simbólicos, existen corredores a diferentes niveles en sus edificaciones. De ese modo, es posible realizar rituales de enlace con lo Superior de manera colectiva y abierta a todos. Ambos, Gizah y Teotihuacan, son espejos del cosmos pero, a diferencia de la Gran pirámide que actuaba como templo interior, la pirámide del Sol era tanto un templo interno por su cámara e igualmente externo. Como un espejo, cóncavo y convexo y ello era una manera de evitar el ocultamiento del Supremo conocimiento, de la Espiritualidad.
Al reflexionar sobre la degeneración por el ocultamiento de la Verdad del Espíritu, una nueva imagen llegó a la mente de Itzel. Supervivientes de una gran catástrofe lograban salvarse de las aguas desbordadas principalmente en los grandes altiplanos, los Himalayas y los Andes, igualmente en zonas menos extensas donde existían altas montañas. Posteriormente, a medida que la altura de las aguas iba disminuyendo, la civilizaciones empezaron a asentarse en los valles donde las anteriores civilizaciones habían dejado sus legados. Entre ellas Egipto donde existía una milenaria esfinge. Allí renacería el corazón de Ptah y por medio de un gobierno de iniciados se recuperaría el antiguo arte-ciencia de la construcción de las pirámides. Lo mismo sucedería en China, en Europa y el centro y sur de México, entre otros. Allí como antes en los altiplanos, los sobrevivientes de la catástrofe penosamente reiniciaron la civilización, pero contando ahora con la ayuda Superior fueron capaces de reconstruir y poner en marcha milagrosas fuerzas cósmicas que les ayudaron en su colosal tarea. 

El ser de la hermandad blanca regresó donde Itzel se encontraba y le dijo.
- Ven acompáñame, es tiempo de que vuelvas al mundo.
Caminaron juntos en silencio por una vereda e Itzel un tanto aturdida por la intensa experiencia reciente no tenía idea clara ni de la distancia recorrida ni del tiempo transcurrido. Era como si hubiera estado en las profundidades del la Tierra toda una eternidad y su cuerpo se desplazara entre dimensiones. Fue guiada por entre la maleza hacia un estrecho túnel y entonces el guía retomó la palabra.
- Ahora sabes de nosotros y tienes conocimiento de que la memoria de la Atlántida está custodiada en las montañas de la cordillera de este valle sagrado de Tepoztlán, entre la Tonatzin, la milenaria esfinge y Amatlán de Quetzalcoatl, biblioteca de los registros. Las claves para el ascenso espiritual de la humanidad se encuentran igualmente custodiadas en las altas montañas del centro de México, muy en particular en los principales volcanes, la Iztaccihuatl y el Popocatepetl, así como en las principales zonas energéticas como son Teotihuacan, Cholula, Tula, Chichen Itza, Monte Alban, entre muchas otras, que junto con la red de túneles conforman un circuito energético geo-cósmico de enlace espiritual. Por ello has escogido una vida donde de manera inconsciente, al menos, pudieras impregnarte de las energías de algunas de esa zonas. De ahora en adelante tu misión será difundir todo esto, regresa y lleva nuestro mensaje.
Dicho lo anterior una gran losa de piedra empezó a moverse dejando ver una apertura que conducía hacia el exterior. Itzel caminó algunos pasos y salió por la oquedad dejada por dos inmensas piedras que en ese momento formaban una gigantesca puerta. Aunque aún un tanto deslumbrada pudo observar a uno de los lados un gran árbol de Amate y un poco más allá un altar dedicado a la virgen de Guadalupe.
La puerta por la que momentos antes había salido comenzó a cerrarse lentamente y desde el otro lado el ser de la hermandad blanca le dijo a Itzel a modo de despedida.
- Recuerda, la misión de México es ayudar a que todos los pueblos hermanados, en Unidad, reactiven su maquinaria sagrada y recuperen en si mismos y para el planeta la esperanza de su herencia Espiritual.

Ser el portal de acceso al tercer corazón, esa es la misión de ME XHIC CO

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