México, el tercer corazón Parte 2 – El espíritu de México

.:. Las acciones de los secretos guardianes:
Bien, regresando a nuestro proyecto, decíamos que en Teotihuacan existen numerosas zonas y edificaciones que se encuentran inexploradas, como en el resto del país. Unas por falta de asignación de recursos económicos y otras por la falta de interés en autorizar investigaciones que como en el caso de Egipto remuevan un pasado distinto al aceptado oficialmente por el sistema.
- Sin embargo, como mencioné al principio de esta presentación, si bien existe una arqueología oficial surgida de un sistema que avala solo las visiones de ciertos arqueólogos -mismos que publican sus resultados arbitrados en revistas especializadas y sobre todo avaladas por las instituciones del extranjero- existe otra versión de todo esto aunque no es posible acceder a ella por medio de artículos o libros, sino sólo por medio de la experiencia directa. Ésta es la realidad y la visión de esas mujeres y hombres herederos del conocimiento llamados guardianes.
- Como dije antes, son ellos los encargados de liberar en momentos muy precisos el conocimiento para que todos se beneficien del mismo. Algunas veces la mejor opción es hacerlo por medio del propio sistema. En esos casos dichos guardianes, quienes actúan siempre desde el anonimato, casi siempre ocupando humildes cargos como peones por ejemplo, dan a conocer la información al arqueólogo responsable describiendo el mismo como un casual encuentro con una tumba, o una entrada, o unas piedras, etc., y con total humildad fingen absoluto desconocimiento de lo que allí se encuentra o su procedencia o la relevancia histórica del hallazgo y su importancia simbólica en ese momento y es ese mismo anonimato el que permite que su labor se cumpla sin resistencias pues la fama es para los arqueólogos responsables. Una vez hecha su labor, los guardianes o bien desaparecen o continúan colaborando pero igualmente desde el anonimato y el silencio. Afirman que esas son las cualidades fundamentales de los Olmecas como ellos se autodenominan, cuyo único propósito es servir a un plan superior de ayuda a la humanidad y al cosmos y para ello solo hacen o dicen lo necesario en cada momento y nada más.
- Entonces con esta base menospreciada por la arqueología oficial, tendríamos otra visión, al respecto de todo cuanto ha ocurrido en la arqueología y la Historia. Con esta visión cabría preguntarse acerca de la historia secreta detrás de la historia de todo evento, descubrimiento y exploración en el pasado, presente o futuro. A modo de un solo ejemplo, ya mencioné la restauración de Teotihuacan a principios del siglo XX como acto simbólico de la preservación del espíritu de México, hecho que, como en las ocasiones anteriores, produjo efectos en la consciencia de la población y con ello intensas fuerzas adormecidas se desataron lo que se tradujo una vez más en grandes transformaciones sociales a nivel planetario, entre ellas la revolución mexicana. Pero justamente ahora estamos casi a cien años de 1910, en el bicentenario y los guardianes “casualmente” están entregando informaciones sobre cavernas y túneles localizados en diversas zonas con el propósito de expandir nuestra consciencia del pasado y del papel de México y su espíritu en el concierto de un planeta globalizado y por lo mismo cada vez más cercano a un posible control total por parte del mismo sistema. Antes de proceder a revelarles más detalles de la parte oculta de nuestro proyecto voy a hacer un pequeño resumen.
.:. Tíbet – México, un profundo vínculo:
Una vez más el profesor hizo una breve pausa para tomar un poco de agua y refrescar la garganta y después continuó diciendo.
- Para la arqueología oficial el túnel que se encuentra bajo la pirámide del Sol y que fue utilizado recientemente para colocar los detectores de partículas subatómicas, fue descubierto por nosotros los arqueólogos obviamente, apenas el siglo pasado iniciando la década de los 70′s. Sin embargo existen versiones un tanto distintas mismas que son las de nuestro interés verdadero.
- En 1959 miembros vinculados con el grupo que ahora nos financia, apoyaron igualmente una operación en el Tíbet tendiente a salvaguardar la integridad de Tensing Gyatzo, el actual XIV Dalai Lama, durante su salida de la ciudad de Lhasa cuando ésta fue invadida por los chinos. En aquel viaje miembros del grupo hicieron contacto con algunos lamas que a su vez actuaban como guardianes del Tíbet y que eran conocedores de túneles y cavernas secretas donde igualmente se custodian archivos de la humanidad y del espíritu del Tíbet, como ocurre en el caso de Egipto y que muy someramente ya antes mencioné. Aquellos sabios lamas compartieron enseñanzas y sobre todo secretas iniciaciones con algunos de ellos que contaban con las cualidades y facultades necesarias.
Los jóvenes nuevamente empezaban a mostrar expresiones peculiares en sus rostros, pues nuevamente su profesor hacía referencia a una selección, en este caso realizada en el pasado, basada en facultades especiales. Sin embargo interesados en seguir escuchando nadie se atrevió a interrumpir al profesor quien prosiguió diciendo.
- Producto de diferentes iniciaciones, tanto durante la preparación de los propios lamas como de los extranjeros de nuestro grupo que fueron acogidos por estos como alumnos durante algunos años, todos ellos alcanzaron un superior nivel de consciencia y con ello una  superior visión de la Historia. Me limitaré solo a mencionar, por ahora al menos, tan sólo una de las más profundas comprensiones a las que llegaron todos ellos y que por tanto representa un común denominador.
Como era su costumbre, hizo una pausa de un par de segundos para que el silencio creara un marco de relevancia para lo que a continuación mencionaría, y entonces con un tono enfático dijo:
- ¡México, nuestro país, tiene la responsabilidad cósmica para estos tiempos de dar origen a un gran cambio planetario!
- Una misión tan descomunal como ésta requiere de la activa participación de incontables personas, aportando cada una a su vez, dones que igualmente cada uno de nosotros posee y que son parte nuestra misión de vida, mismos que hasta que no son hechos conscientes no pueden ser aprovechados para ser empleados en beneficio de un Plan Superior. En general para ello es necesaria una instrucción que llegado el momento da paso a la iniciación. Con ello la memoria adormecida por la materialidad recupera el contacto con la realidad última y trascendente, la del Espíritu. Sólo entonces recuerda y puede actuar.
 - Uno de aquellos hombres del grupo encargado de salvaguardar al Dalai Lama, de nombre Manuel, era mexicano y a su regreso a este país se dedicó a realizar las acciones correspondientes a su misión de vida, mismas que son poco conocidas pues, como corresponde, se mantuvo más bien en el anonimato. Sin embargo como parte de esa misión dejó plasmada parte de su vida en un texto titulado “La mujer dormida debe dar a luz”, firmado con el seudónimo de Ayocuan. Lo último que supimos de él es que había partido al norte del país con un pequeño grupo de sus más destacados alumnos a fundar un centro de enseñanzas, o ashram como se les conoce en India, mismo que bautizó con el nombre de “El coronel” en honor a su maestro, otro de los participantes del grupo que fue herido durante los sucesos en le Tíbet, cuyos restos fueron sepultados en las afueras de Lhasa.
Entre las pocas acciones documentadas de su vida posterior a su regreso a México, se encuentra el hecho de que producto de los contactos establecidos previamente en el Tíbet, antes de su partida rumbo al Norte, le pidió a uno de sus más cercanos amigos y discípulos, el Lic. Velasco Piña, que quedara a cargo de lo que de alguna manera fungiría como el primer enlace, aunque no oficial, entre México y el Tíbet, como de hecho ocurrió durante algunos años hasta la posterior entrega del cargo.
.:. Regina y el mito de ME XHIC CO:
Al escuchar aquello uno de los jóvenes asistentes, más racional, con formación en el área de ciencias e ingeniería y que participaba como apoyo en el proyecto multidisciplinario interrumpió dando muestras de estar un tanto confundido y, aunque intentaba contenerse, hasta un poco exaltado.
- Disculpe la interrupción profesor, pero ese tal Velasco Piña que menciona no es el autor de una novela titulada Regina que trata sobre una joven mexicana que siendo niña es reconocida por lamas como un ser celestial encarnado que tiene una misión y por ello es llevada al Tíbet para ser instruida y que en 1968, a la edad de 20 años, regresa a México y con las facultades que se le habían desarrollado producto de su entrenamiento supuestamente, realiza varias acciones entre ellas caminatas sagradas, dar origen a redes de mexicanidad o encabezar la famosa manifestación del silencio y hasta otras muy difíciles de creer como comunicarse con montañas, tocar instrumentos sagrados elaborados por alquimistas siglos atrás capaces de elevar la consciencia y hasta activar pirámides apoyada por guardianes y que al final,  se sacrifica junto con otros 400 voluntarios en aquel trágico 2 de Octubre de 1968 en Tlatelolco.
-¡Así es! -confirmó el profesor- es justamente el mismo y por tu resumen veo que conoces la historia plasmada en uno de sus libros cuyo título preciso es “Regina: Dos de Octubre no se olvida”.
-Perdón profesor -interrumpió nuevamente de forma abrupta el mismo alumno- con todo respeto pero para muchas personas entre ellas no pocos arqueólogos e historiadores, esa novela junto con la mayoría de sus libros son puros cuentos llenos de mentiras sin fundamento ni sustento. Incluso me enteré que en alguna ocasión, cuando se presentaba otro de sus libros, una reconocida periodista que había escrito antes sobre los eventos del 68 increpó al autor apoyada de la hermana de la supuesta Regina diciendo que aquello era falso y que su hermana nunca había estado en el Tíbet.
En ese preciso momento se hizo consciente de su propia exaltación que estaba creciendo y que lo estaba llevando a la condición de irracional intransigencia de creer que sabía y tenía toda la verdad a la que su maestro había hecho referencia antes -condición que inevitablemente cierra la mente y la posibilidad de diálogo de quienes la poseen y no son conscientes de ella. Entonces haciendo un alto, respiró profundamente y, ya más tranquilo, dirigiéndose primero al profesor y después al resto de los oyentes dijo.
-Le suplico a usted y al resto de los presentes que me disculpen tanto por mi actitud como por desviarme del tema.
El silencio se hizo y fue claro para todos una pequeña mirada acompañada de una ligera sonrisa de complicidad, aunque sin juicio, compartida por un instante entre el profesor, el anfitrión y algunos otros de los presentes.
- ¡No al contrario, gracias por tu reflexión y por tu honestidad, cualidades que siempre he apreciado en ti! -respondió el profesor sin dar la menor importancia al aparente ataque, quien continuó diciendo- tu pregunta aunque pareciera desviarnos un poco, de hecho no lo hace sino que nos da pie para continuar y ahondar en nuestro tema central.
Con el control que se encontraba en su mano, el profesor detuvo por un momento la secuencia de imágenes  de la presentación y una vista de la majestuosa ciudad donde los hombres se convierten en dioses quedó fija mostrando el exquisito trazo de sus grandiosas edificaciones. Bebió un poco de agua y retomando la palabra dijo:

- Si bien la perspectiva que compartes es verdadera para muchos académicos o investigadores con la perspectiva racional y materialista, predominante actualmente –subrayó con su entonación las dos últimas palabras- no pocos guardianes la consideran muy profunda y la respetan como una gran síntesis que representa un muy elevado conocimiento. La historia plasmada en Regina es una forma de transmitir la Historia que han utilizado los pueblos de tradición durante milenios, pues de manera análoga a cómo los detalles de un paisaje se pierden con la lejanía, con la perspectiva del tiempo igualmente la mayoría de los detalles -ésos tan importantes para los historiadores académicos- se vuelven totalmente irrelevantes. Así la Historia humana y su profundo mensaje se sostiene más bien desde el mito, sin que ello signifique que el mito es falso sino que es una historia capaz de contener o sintetizar grandes verdades que involucran incluso enormes periodos de tiempo y así quien logra elevar su consciencia y llega a ser capaz de ver el bosque sacrifica en parte la perspectiva del árbol. Como los guardianes que dejan de lado el cultivo de su vida individual -de su “yo”- para sumarse a un Todo más amplio, la humanidad. Eso es Regina para ellos e incluso más, pues esa novela histórica como adecuadamente la catalogas en base a su género literario, contiene igualmente un llamado que sirve para que los guardianes adormecidos despierten y tomen su lugar. Por todo ello y más, tanto el libro como su autor, “el testigo”, les merecen un profundo respecto. Sin embargo debo decirte que otro de sus libros titulado “Tlacaelel: El azteca entre los aztecas” que recupera la epopeya de la gran Tenochtitlan, es merecedor de respeto incluso entre historiadores más ortodoxos y aquí es donde tu pregunta nos regresa a nuestro tema.
Aquellas palabras de su maestro sobre los árboles que impiden ver el bosque, resonaban en más de uno de los jóvenes arqueólogos asistentes cansados de colaborar en proyectos cuyo propósito se limitaba a cuantificar y o a clasificar incontables piezas y fragmentos. Trabajo que aunque tiene su importancia y hasta puede ser necesario en una fase de la formación es más bien propio de un técnico de laboratorio de cualquier área y se parece más al de un contador que al de un estudioso interesado en ganar perspectiva sobre la humanidad y su pasado.
.:. La consciencia y los ciclos cósmicos:
 - Tanto Ayocuan como el Lic. Velasco Piña -continuó el profesor-, vinculados con el milenario conocimiento del Tíbet y del México ancestral, hacen referencia a la existencia de grandes ciclos históricos, mismos que tienen una profunda influencia en la consciencia de la humanidad. De hecho el autor de Regina escribió igualmente un importante ensayo sobre el tema titulado “El retorno de lo sagrado” que habla de un ciclo de mil seiscientos años constituido por cuatro etapas: La sagrada o de oro, la heroica o de plata, la humana o de bronce y finalmente la de rebaño o de hierro cada una de aproximadamente cuatrocientos años. Esta visión de alguna manera es compartida por la astrología, antiguo conocimiento que hasta apenas muy pocos siglos cayó en descrédito pasando a ser considerada para la mayoría de los científicos contemporáneos superstición y charlatanería, no así para muchos guardianes o mujeres y hombres de conocimiento. Ese tema de las etapas de predominio de la razón es tratado por Ayocuan en su texto, aunque la elevación de la consciencia permite la re-unificación de la razón y la intuición y con ello la fusión de la ciencia y el espíritu que finalmente son Uno.
- Desde esa perspectiva superior unificada -continuó-, la astronomía por ejemplo, como en el pasado, vuelve a ser la fusión de la astrofísica y la astrología que habla de fuerzas cósmicas cíclicas que rigen diversos fenómenos del universo. Los más obvios como el día y la noche, o las estaciones del año en el caso del Sol, o las mareas en el caso de la Luna igualmente tienen una influencia profunda en la conciencia humana. Este tema, que para los casos más sutiles requiere del desarrollo previo de una consciencia y sensibilidad superiores a las comunes y que por tanto se vuelve polémico para muchos, no admite ninguna duda en los casos más obvios donde invita a reflexionar el hecho de que la presencia de las energías del Sol durante el día muevan a personas y animales a levantarse y a realizar toda clase de actividades mientras que cuando las mismas energías desaparecen por el ocultamiento que produce la noche se sientan atraídos hacia el reposo en busca de otras energías recuperadoras, asunto que si reflexionamos va mucho más allá de sólo la presencia de la luz como energía física. Igualmente en el caso de la Luna, es conocida y aceptada hasta por la ciencia actual la existencia de un ciclo emocional de 28 días. Estos dos simples ejemplos nos hablan claramente de influencias en la consciencia del hombre de origen cósmico. 
- Diferentes pueblos de tradición del planeta hablan de que para estas fechas alrededor del año 2012 de nuestro calendario, múltiples ciclos cósmicos están llegando a su fin y con ello reiniciando nuevamente y, como es propio de las energías cósmicas, influyendo en la consciencia del Todo, del cual la humanidad forma parte. Sobre este tema pueblos como por ejemplo los Mayas, no los que comúnmente conocemos de la más reciente etapa ya muy degenerados, sino los de las etapas más elevadas y que podríamos denominar Mayas milenarios quienes algunos denominan hasta galácticos, han sido grandes maestros.
- No quiero extenderme mucho más en este tema de los ciclos pues ha sido una larga presentación introductoria. Los importante a resumir en esta sesión sería que ni la restauración de Teotihuacan a principios del siglo XX ni el descubrimiento del túnel que se encuentra bajo la edificación mayor denominada la pirámide del Sol fueron casuales, sino actos intencionales guiados por personajes sin propósito personal de figurar pero sí guiados por un propósito Superior. Les suplico que conserven aquella idea en sus mentes como base fundamental de nuestro actual proyecto. A lo largo del mismo compartiremos detalles adicionales relevantes al respecto. 
Finalmente el profesor ya evidenciando alguna fatiga dijo
- Considero que en este punto deberíamos detener la sesión. La siguiente reunión será directamente en Teotihuacan, al inicio propiamente a los trabajos de exploración en el emplazamiento. Allí conocerán a algunos otros miembros del equipo y sobre la marcha comentaremos detalles adicionales. Me coordinaré con nuestro anfitrión  y tan pronto tengamos la fecha definida de inicio me pondré en contacto con ustedes.
El aludido  personaje confirmó estar de acuerdo diciendo
- Coincido con usted profesor, ha sido una nutritiva pero larga sesión y ya todos estamos un tanto fatigados. Me encargaré de supervisar que la grabación de la presentación sea traducida a los diferentes idiomas e igualmente que llegue a los correspondientes involucrados. Estaremos en contacto.
Después de agradecer a todos los presentes por su asistencia se levantó invitándolos a retirarse a descansar. Invitación que todos aceptaron con sumo agrado.
.:. Rememorando viviencias:
De regreso los asistentes se llevaron con ellos profundas reflexiones, pero muy en especial Itzel quien ahora apenas empezaba a atar cabos. Caminaba rumbo su casa y a su mente llegaban imágenes como flashazos. Por medio de ellas recapitulaba la profunda relación que había mantenido desde los primeros encuentros personales con el profesor, personaje que desde siempre le había parecido enigmático, tanto por su prudencia en hacer juicios y comentarios como por su profunda visión y conocimiento, que dejaba asomar sin revelarlo nunca del todo.
Recordaba que ya desde esos primeros encuentros éste, al ver su inquietud, le había recomendado la lectura de ciertos libros fuera de los textos académicos -entre ellos los mencionados durante la reunión. Ella los leía y posteriormente buscaba al profesor para compartir con él sus conclusiones y comentarios. La escuchaba con agrado pero siempre sin intentar entrar en polémicas o evitando tratar de que ella tomara su punto de vista, lo más que hacía eran muy breves comentarios o sugerencias de otras lecturas para que ella misma reflexionara al respecto y llegara a sus propias conclusiones. Pero sobre todo, el profesor le hablaba de la importancia de desarrollar la consciencia, le enfatizaba, pues es de ésta de la que depende que tanto los textos leídos como la vivencia directa en la arqueología o en cualquier otra área del conocimiento o  experiencia humana sean valoradas adecuadamente.
.:. El centro de ME XHIC CO:
Las imágenes en su mente se sucedían y recordaba aquella ocasión cuando, después de algunos meses de estrecha relación maestro-alumna, le sugirió que leyera el recién mencionado libro titulado Regina de Antonio Velasco Piña. Pocos meses después la invitó, junto con otros de sus compañeros a visitar la catedral metropolitana. Ya avanzada en su formación, podía ahora apreciar de otra manera el pasado de la Ciudad de México en esa zona conocida como el zócalo. Podía ver, como en capas, las etapas de la antigua gran Tenochtitlan, la del pasado colonial, la de siglos más recientes hasta el presente y, de alguna manera, apreciarlas, entremezcladas y a la vez claramente separadas, coexistiendo como en una serpenteante espiral hecha de espacio y de tiempo.
Desde el instante mismo que llegó a la plancha del zócalo, algo se sacudió dentro de ella. Parecía que mirara sin realmente poder ser capaz de ver algo que intuía que allí se encontraba y esa sensación no se diluyó, sino que se fue intensificando a cada paso del recorrido. Era como si algo del pasado dentro de ella la llamara, una energía que vibraba en aquel lugar que le hacía recordar que algo muy profundo se hallaba sepultado y aquella comprensión no era solo intelectual sino que incluso la podía sentir en su corazón.

Enmarcando aquel espacio se encontraban numerosos edificios cuyas fachadas hablaban de siglos de historia colonial. Dos de ellos sobresalían: El Palacio Nacional y la Catedral metropolitana  actuales representantes de la omnipresente dualidad masculino-femenino mutable solo en apariencia externa. El primero, sede del gobierno político, la segunda, recinto del espíritu y la fe.
Al igual que aquellos centenarios edificios que contemplaba, re-acondicionados en su interior para ser capaces de adaptarse a las necesidades del presente, aquella nueva cruz cristiana en la catedral edificada sobre antiguos teocallis usados como basamentos, era sólo una renovación de la antigua cruz de Quetzalcoatl. El omnipresente simbolismo de la cruz, hermanada con la cruz templaria de los primeros navíos españoles y con tantas otras existentes en el planeta en todos los tiempos.
Itzel contemplaba la fachada principal cargada de simbolismo cristiano. Había leído en algunos textos que los constructores de las catedrales europeas habían sido canteros iniciados y que sus secretos habían quedado plasmados en esas pétreas obras. Esa tradición había llegado al nuevo continente y se había entremezclado con la sabiduría de los hombres de conocimiento de estas tierras, los tlamatinimes, iniciados en los conocimientos de la toltequidad. Había leído en más de uno de aquellos textos que todo es Uno y que los iniciados podían leer las mismas verdades en multiplicidad de obras aparentemente diversas pero sólo en el exterior, por ejemplo en las pirámides, en los evangelios cristianos, en el tarot, en la cábala, en las esfinges y en incontables formas, incluidas las grandes catedrales. Pero aunque miraba e intuía que así era en verdad no comprendía, para ella esas eran apenas palabras.
Después de un pequeño recorrido por el exterior, el grupo se reunió en el atrio previo el ingreso. A diferencia de la usanza común de visitar las catedrales recorriendo la nave principal a nivel del piso, ese día el propósito era ingresar al subsuelo para ver los basamentos prehispánicos y penetrar más profundamente en el pasado de ME XHIC CO. De paso por el pasillo del lado izquierdo rumbo al acceso, Itzel recordó la referencia del texto de Regina al respecto de las rejas del coro elaboradas pacientemente a lo largo de los siglos por alquimistas chinos -una reja metálica hecha con una rara aleación conocida como tumbaga que pasaba desapercibida apenas sirviendo como puerta de acceso al coro en cuya parte superior se encontraban los monumentales órganos del recinto. No queriendo perderse la oportunidad, por un momento se separó del grupo para ver de cerca y sobre todo sentir aquel espacio por sí misma. Aun recordaba al profesor esbozando una leve sonrisa al tiempo que la observaba como se alejaba algunos metros. Por un lado Itzel se alegraba que no estuviera allí todo el grupo con su bullicio, por otro se preguntaba. ¿Acaso el profesor no les ha hecho mención a ellos sobre los temas y libros que a mí me ha recomendado? De alguna manera ahora empezaba a comprender que no, pues de aquel grupo no había encontrado a nadie en la reciente reunión.
Durante aquella visita a la catedral no alcanzó a comprender cómo, pero sí a intuir que aquel conjunto funcionaba de alguna manera como un todo, algo así como una maquinaria sagrada. Más allá de las versiones conocidas había leído igualmente sobre la profunda relación existente entre las campanas de las catedrales y los alquimistas, quienes desde la antigüedad veían en la propia esencia del metal un poder extraordinario que afloraba cuando se les hacía vibrar y cuya potencia era proporcional a su grado de pureza que era puesta de manifiesto en el aspecto cristalino de su sonoridad. Fuerza tan trascendente como para ser capaz también de proteger, tanto al hombre como a la comunidad, en los principales tránsitos de su existencia: vida, muerte y tiempo. Y es que esta clase de sustancia, oculta en la tierra, en la mayoría de los casos en forma de óxidos que lo contaminan, nace del fuego tras un proceso por lo general secreto, misterioso y apto sólo para iniciados. Materia, por tanto, que es devorada por el fuego y que de él surge de nuevo, reconvertida en metal, simple y brillante. De ahí el lema que tantas veces utilizaron los alquimistas: ‘El fuego todo lo devora y él mismo lo hace renacer’ «ignis omnia vorat, ipse recreat» y de ahí la salamandra que algunos fundidores de campanas esculpieron como marca identificatoria en algunas de sus obras.
Igualmente las torres que las resguardaban representaban a la dualidad por lo que comúnmente a la del lado izquierdo -derecho, vista de frente la fachada- se le conoce como torre femenina, y a la otra masculina. Esta característica en muchos casos era tan evidente, como por ejemplo en las catedrales de la ciudad de México o en la de Chartres en Francia, que la diferencia entre ambas torres produce en la arquitectura una intencional y evidente pérdida de simetría. Ahora sabía que esas campanas actuaban como percutores, como ocurre con sus propios badajos, cuyo propósito era activar resonancias en la reja de tumbaga  que era el instrumento sagrado verdadero.
Por un instante su mente evocó claramente el momento cuando ella se encontraba al lado de la reja, y de pronto y sin esperarlo, las campanas de la catedral empezaron a sonar. Itzel recordaba haber cerrado los ojos intentando percibir las sutiles vibraciones provenientes de la reja que se ocultaban tras las sonoras campanadas y ¡Si!, pudo percibir algo diferente que no recordaba nunca antes haber oído,  pero también escuchó algo para lo que no tenía explicación. Por debajo del subsuelo una intensa vibración sacudía algo en ella. No entendía racionalmente qué ocurría pero su comprensión intuitiva la llevó a evocar algo así como un instrumento de cuerdas como una guitarra, donde de alguna manera las uñas percutoras correspondían a las campanas, la reja actuaba claramente como las cuerdas del instrumento y el piso de la nave era como la tapa que cerraba y daba forma a una caja de resonancia formada por aquello que se encontraba en el subsuelo y que era hueco. Igualmente no fue capaz de comprender una imagen que, como un destello, la deslumbró. Veía como si algo cósmico entrara por las torres e impregnara las campanas mismas que al ser tañidas esparcían aquellos efluvios en todas direcciones incluida la reja y el subsuelo y allí, una vez más, algo que se encontraba debajo absorbía y reenviaba amplificada la vibración. Igualmente una sutil energía parecía descender proveniente de la cúpula central de la nave de forma hexagonal.
- ¿Cuanto de todo aquello era energéticamente funcional más que simplemente ornamental? -se preguntaba-.
La noche empezaba a caer e Itzel continuaba su caminar por la ciudad rumbo a casa. Meses atrás, igualmente por recomendación y contactos que llegaran a ella por intermediación de su profesor, había incursionado en la práctica de caminatas rituales, y para ese entonces había adquirido el gusto a desplazarse por ese medio que prefería por encima de otros, cuyo ritmo percibía ahora como demasiado vertiginoso, a la vez que sentía que la sacaban un tanto del presente, del aquí y el ahora, así como del contacto con ella misma y con el espacio que la rodeaba.
Había caminado ritualmente incontables veces tanto la ruta masculina que corre por la avenida reforma desde el bosque de Chapultepec hasta ese Zócalo, como la femenina que va de la basílica de Guadalupe hasta Tlatelolco y sabía de la existencia de una tercera que unía este último punto con la zona que en ese momento evocaba y que era recorrida de manera muy excepcional, solo cuando el 2 de Octubre era día Domingo.
- ¿Trascender la dualidad? -reflexionaba Itzel mientras continuaba su camino-.
Apenas ahora empezaba a darse cuenta de cuanto se había desarrollado su sensibilidad producto de aquellas caminatas rituales por rutas energéticas. Incluso en ese mismo momento su caminar estaba conectado con los árboles, las aves, el cielo, el clima, la tierra que pisaba  y hasta el entorno urbano, pero como envuelto en una esfera de consciencia que amplificaba la consciencia de su Ser más allá del yo.
Continuaron las imágenes en su mente y recordó cuando después de detenerse junto a la reja,  por un momento, se dirigió hacia el grupo que se encontraba listo para bajar al subsuelo de la catedral. Inicialmente el recorrido se hizo por la zona lateral izquierda cercana a los antiguos basamentos del Templo Mayor, el antiguo teocalli principal. Allí pudieron encontrarse con los restos piramidales que fungían como cimientos de la construcción más reciente. Al verse en el subsuelo entre aquellas piedras del pasado se dio cuenta que estaba dentro de las entrañas de ME XHIC CO, en el lugar donde se custodia el Espíritu como le decía algo en su interior y ella sin saber cómo lo podía percibir.
Para finalizar la visita se dirigieron al subsuelo bajo la nave principal de la catedral y allí Itzel se encontró con una laberíntica catacumba formada por pasillos y nichos que sostienen el piso superior y entonces empezó a comprender sus sensaciones previas. Aquel subsuelo efectivamente era hueco y actuaba como lo percibió, como una caja de resonancia, sostenida por la catacumba inferior que funcionaba de algún modo como las costillas de refuerzo de una guitarra. Sin embargo aunque parte del misterio se había resuelto seguía percibiendo algo intenso cerca del altar mayor, sensación que se acrecentó cuando por un momento se detuvo sobre una rosa de los vientos grabada en el mármol del piso del pasillo central, punto que intuía estaba conectado con las energías provenientes del tragaluz hexagonal de la bóveda de la nave y que había notado ya antes desde el nivel del suelo. Ese pasillo conectaba con una pequeña puerta de acceso. De aquel punto provenía la energía que ya antes había percibido pero que ahora, a nivel del subsuelo era más intensa y, aunque no era capaz de asociar intuitivamente con nada en su mente, le hablaba igualmente como antes en el recorrido por los basamentos piramidales, de un profundo vínculo con ese mismo espíritu, el espíritu de México.
Aquella puerta conducía al objetivo final del recorrido que finalizaba en la cripta de los arzobispos, ubicada bajo el altar mayor, donde Itzel tuvo una muy especial e intensa sensación. Al penetrar, lo primero con lo que se encontró fue con un sarcófago de piedra que en la parte superior tenía esculpida, en tamaño natural, la figura yacente del primer arzobispo de México, Fray Juan de Zumárraga. Un poco más adentro un altar pétreo con un cristo crucificado y tres candelabros de metal a cada lado y al fondo decenas de nichos de cobre guardaban los restos mortales de ministros de la iglesia. Aquella era, literalmente, una pequeña capilla oculta bajo el altar mayor de la catedral y la sensación al estar en aquel lugar era por demás extraña. Claramente aquel recinto custodiaba algo muy especial, como si guardara un profundo secreto.

Llegaba recién Itzel a su casa, un tanto fatigada por la reunión y las remembranzas que no paraban en su mente incluso durante la relajante caminata. Decidió ir directo a la cama sin tomar ningún alimento y ya recostada, en medio de la somnolencia que empezaba a manifestarse llegaron las últimas memorias de aquella visita a la catedral y como si estuviera allí escuchaba a su maestro hacer un último comentario dirigido al grupo previo a la salida de ese recinto.
- Observen aquella piedra colocada en medio bajo el altar. La tradición dice que viene de la Gran Tenochtitlan y que ya desde entonces era considerada como la más sagrada pues los aztecas decían que era procedente de Tula, la capital del antiguo imperio tolteca. A su vez los toltecas la consideraban la piedra más sagrada pues la consideraban proveniente de Teotihuacan donde era a su vez considerada la más sagrada.
Ya como entre sueños recordó que a la salida por un momento el profesor se acercó a ella y le dijo.
- Mira la cruz templaria grabada sobre la superficie horizontal del altar.
Itzel se acercó y pudo constatar lo dicho por su maestro y en esa cercanía de pronto éste le hizo un último comentario previo a la salida y dirigido igualmente solo a ella.
- Itzel ¿Sabes por qué ya desde tiempos de Teotihuacan se consideraba esa piedra como la más sagrada?.
Itzel, quien desde el ingreso a la capilla no había podido dejar de observar fijamente aquella piedra con extraños grabados que recordaban algo así como oleajes y de la cual emanaban extrañas energías que, de alguna manera, había percibido incluso desde que se encontraba junto a la reja de tumbaga, no tenía respuesta alguna por lo que se limitó a esperarla de su maestro quien después de unos segundos dijo
- ¡Porque proviene de la Atlántida y está profundamente vinculada con el espíritu de ME XHIC CO!.